Por
conocer a Brunilda, Sigfrido, recorrió muchas tierras...
Sigfrido
cabalgó, cabalgó, cabalgó hasta que se encontró en un campo de
flores que atravesó rápidamente. Nunca se bajó de su caballo. Él
quería encontrar a Brunilda, la mujer que sería su ruina. Llegó al
bosque por la tarde, allí escuchó claramente el canto de los
pájaros que le indicaban el camino hacia esa extraña princesa.
Cuises y venados se cruzaban en su camino jugando entre los altos
árboles y enormes pinos.
A
la mañana siguiente, él muy cansado seguía buscándola hasta que
entre los árboles ve una larga cabellera que se movía con el
viento. Se acercó
, se miraron, se rieron y sin saber porqué se abrazaron y juntos, sin hablar caminaron hacia el rìo.
, se miraron, se rieron y sin saber porqué se abrazaron y juntos, sin hablar caminaron hacia el rìo.
3ro.A